David Gurney, cuatro meses después de la resolución del caso del Buen Pastor, sigue a vivir con su esposa Madeleine en el campo. Su amigo Jack Hardwich, superviviente en este caso, fue obligado a abandonar la investigación penal departamento de policía y se toma su revancha con el fin de someter a prueba la ineptitud de sus jefes, para pide ayuda a David. Su primer cliente es Kay Spalter, acusado de haber matado al marido Carl, un rico empresario asesinado la sepultura de su madre; aunque todos los puntos de prueba para la paternidad de su esposa, Hardwick piensa que Kay es víctima de un complot. Gurney está implicado en una investigación que cada vez que envuelve más; él os fascina analizar, escrutar y reflexionar y está dedicado a un trabajo completo sobre el perfil del asesino. Cuenta mucho incluso con el punto de vista de su mujer para resolver el caso. Verdon construye un altamente compleja trama llena de enigmas y meandros y con un repertorio de hilarantes personajes aparentemente inocuo y con especial énfasis en los aspectos psicológicos de la delincuencia. La tensión crece y se mantiene en suspenso el lector para culminar en un brillante final. Como es usual en él la igualdad entre los sexos ha recurrido a las expresiones chabacanas. En sus páginas el autor resbala un acta de acusación contra algunos errores de los policías de no profundizar suficientemente en la investigación. Una novela llena de bordes cortantes, secretos y suspense contados con la acostumbrada fuerza narrativa y dominio del Verdon que ganchos de la primera página. Dependencia.