Para la lista de las grandes obras que han emitido el sentimiento del lector con la pintura del sistema estalinista, su ideología, sus métodos, es ahora una nueva. Tendremos que seguir la lectura de Mijaíl Bulgákov y su “El Maestro y Margarita”; a Vasily Grossman en su “vida y destino”; y su “Shalámov Variam historias de Kolimá”; y Alexander Solzhenitsyn y su “Archipiélago Gulag”, entre otros. Pero debemos añadir, por primera vez en español, el testamento literario de Muscovite, poeta, crítico literario, Yuri Dombrovski (1909-1978). La facultad de las cosas inútiles es un monumental testimonio literaria, que podría ver publicados un mes antes de su muerte, representa uno de los obras maestras de la moderna literatura rusa y una denuncia de los efectos de los regímenes cosntruidos contra el hombre y apoyados sobre la mentira. La historia de la alter ego del autor, Gueorgui Zibin, conservadores de antigüedades del Museo Central de Kazajstán, a partir del momento final de la anterior novela de Dombrovski “conservador de antiguedades” trascurre, y a través de las fases de excavaciones arqueológicas en la montaña, pasando a través de las ciudad de Anapa, en las riberas del Mar Muerto, hasta llegar en la sede de la NKVD de Almá-Atá. La novela, que el autor dedicado 11 años de su vida, es un retrato de crudo de la capacidad destructiva de la civilización humanista, las raíces cristianas, por el hecho de que el tejido de la vida están en agotamiento y irreverente mediante el formalismo artificial de un régimen político que aliena a la gente de la realidad. En cada capítulo, el autor introduce un nuevo aspecto de aquel singular lucha por la existencia con la crudeza que caracteriza no pocas situaciones de vida y con la aparición de caracteres, como el Papa Andrei Ernéstovich Kútorga, que introduce la dimensión trascendente de la existencia en clave del drama de Dostoyevski.