Una rica e influyente caballero del New England, construido a principios del siglo XVIII, sontuosa morada en un campo de propiedad de un pobre artesano, acusados por él de prácticas de brujería, termina su vida en el patíbulo. La víctima lanza una maldición contra su acusador, maldición que no ha tenido tiempo para ser cumplidas y que parece perpetuar a si misma para varias generaciones. La novela también se ha traducido en lengua española con el título La Casa de las siete mezzanini. El trabajo es una representación típica del imaginario americano a partir de la mitad del siglo XIX, cuando la Nueva Inglaterra era todavía el centro cultural del país. El autor, un descendiente del primitivo Puritans, ha desplazado al novela, que puede ser visto en el llamado sexo gótico, muchos episodios autobiográficos, específicamente la triste atmósfera de la propia casa, haciendo de la casa el verdadero protagonista de la historia. El estilo es demasiado discorsiva para la corriente de sabor que remueve la agilidad para la acción; sin embargo, el trabajo es leído con placer y es divertido. La mentalidad puritana del autor pesa en toda la historia, donde abundan los personajes turbios e hipócrita, con aparición de bondad pero en el fondo malvados. Por último, el vice es descubierto y la virtud que obtiene su recompensa.